El hombre se atribuye como un privilegio la capacidad de desdeñar el placer, sobre todo el placer amoroso, considerado como el enemigo principal del deber. Como este combate de la virtud viril contra el amor toma fácilmente el aspecto de una lucha contra el principio femenino, es normal que toda distensión moral, todo aumento de felicidad y de civilización, se hayan traducido por el contrario en un alza del prestigio de la mujer.
Octubre 1989 (citado en un artículo de Fernando Savater)
No hay comentarios:
Publicar un comentario