... lo contrario de la acritud moral no es ser pecador, sino ser puritano. La importancia de este principio es tal que quien no lo admite es éticamente irrecuperable. Por si no la recuerdan ustedes, les repito la definición de puritano brindada por Paul Wlatzlawick:
"Puritano es el que te deja hacer cualquier cosa con tal de que no te guste."
(Abr 1990) ... ello explica la actual decadencia de la antaño importante virtud de la templanza. Consistía ésta en enseñar a liberarse, no a renunciar. Partía de la base de que siempre habrá grilletes para quien ansíe esclavizarse y de que siempre habrá soborno para quien se aprecia tan poco que desea venderse. No predicaba contra el vicio nefando de darse gusto, sino que procuraba educar el gusto. Naturalmente, no ocultaba que la cosa es difícil y que vivir bien no está al alcance de quien no lo intenta. La razón la explicitó meridianamente Lichtenberg: "La moderación presupone el placer; la abstinencia, no. Por eso hay más abstemios que moderados".
Todas las cosas tienen lágrimas como levadura de su masa, por lo que llorar de vez en cuando ante ellas es un modo de conocimiento. Hablo de las bobadas felices: luego están los desastres y el despertar milagrosa y enjuto del coraje.
(Nov 1990: "Lágrimas")
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