En Matemáticas, por ejemplo, no se pude blasfemar: decir que dos y dos son cinco no es una blasfemia, sino un error; decir que los triángulos equiláteros son melancólicos no es una blasfemia, sino una tontería.
En cualquier caso, no parece demasiado consistente definir la blasfemia como "una ofensa a Dios", pues ningún dios que se precie se sentiría ofendido por nada de lo que pudiera decir un hombre; encaso contrario, merecería el cese por susceptible.
Algunas personas demasiado tolerantes tienen otra objeción contra la blasfemia (o contra lo que los creyentes puedan tomar por tal): dicen que es una falta de miramiento con el prójimo, "porque todas las opiniones merecen respeto". No conozco idea más dañina y más falsamente democrática que ésta. ¡No, señor! Lo que merecen respeto son las personas, no las opiniones y creencias. La fe en la inmortalidad del cangrejo es una memez, y no resulta tolerancia, sino absurda debilidad intelectual, declararla otra cosa.
15/09/1988
15/09/1988
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