Ocurre con la juventud biológica que necesariamente envejece -la juventud es una enfermedad que se cura con el tiempo, solía decir Enrique Jardiel Poncela-, pero no así lo otro, pues hay muchos y muchos viejos inconformistas y no pocos jóvenes extremadamente reaccionarios, como todo el mundo sabe. Las nuevas ideas habitan con frecuencia en el interior de viejos cráneos, y cuántas viejas ideas se pasean como Pedro por su casa en el ámbito de las redes neuronales más flamantes o, si se quiere, menos usadas.
[El País, 15/8/1985]